Todos somos creativos, solo que en algún momento muchos nos hemos desconectado. ¿Cuál es el secreto para reconectarnos?
Escuchar y observar
Cuando dejamos de un lado nuestros prejuicios, el qué pensaran, nuestros miedos... en definitiva nuestro ruido mental, podemos ver cuál es la necesidad del niño/a, qué le divierte y cómo llegarle.
La creatividad simplemente es hacer las cosas diferente de cómo nos las enseñaron. Abrirnos a no seguir patrones.
El otro día estudiando con mi hijo de 8 años, en un momento dado se empezó a poner nervioso, le dolía la cabeza, se encontraba mal, hacía mala cara. Me di cuenta de que yo estaba repitiendo patrones. Estaba forzando a mi hijo a hacer todo aquello que yo odiaba de pequeña a la hora de estudiar. Así que después de una pequeña charla con él, atendiendo a su necesidad, simplemente empecé a hacer bromas relacionadas con los conceptos a estudiar para el examen del día siguiente.
En vez de acabar enfadados y frustrados, él se tranquilizó, fue capaz de repasar toda la lección y aprendérsela. Sacó un excelente, ¡según él: “gracias a mis bromas”!
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